
Me escupes a la cara la palabra fraude. Lo único que se me ocurre es sonreír.
Nunca entendiste que los tacones de aguja no pueden segarse. ¡Mira que lo intentaste! Esa fue tu guerra y te agotó hasta rendirte.
No alimentaré el papel de víctima que te has adjudicado en una guerra que siempre fue contra ti mismo.
Galiana

